Dean (Ryan Gosling) y Cindy (Michelle Williams) son padres de una maravillosa hija, pero su relación ha pasado por mejores momentos desde que tienen que compaginar las demandas y expectativas del trabajo y la vida familiar. Ante un futuro incierto de su relación, deciden realizar una escapada romántica a un hotel, donde rememoran todos los momentos de un pasado lleno de buenos recuerdos, e intentan recuperar su pasión y amor para así salvar su matrimonio.
Sé cuando me ha gustado realmente una película cuando sigo pensando en ella durante horas. Varios días después de haber visto Blue Valentine, la historia de Dean y Cindy seguía en mi cabeza.
Cine independiente, una película alejada de las comedias y dramas románticos más convencionales que podemos ver en Hollywood. Un drama emocional en el que paralelamente vemos el dulce comienzo de una historia de amor, y la triste y cruda realidad del mismo cuando parece terminar. Una historia creíble y real, con la que cualquiera puede empatizar, y con dos grandes actores (Ryan Gosling es uno de mis actores favoritos) que son capaces de transmitir con tan solo una mirada.
Blue Valentine (Derek Cianfrance, 2010):
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