Un viaje excepcional para todas aquellas personas soñadoras y optimistas. Una película que nos enseña que, armados únicamente con nuestra imaginación, podemos escapar de la gris realidad en la que vivimos.
La vida secreta de Walter Mitty, dirigida y protagonizada por Ben Stiller, es una de las mejores comedias de los últimos años, tanto por la belleza y honestidad con la que está rodada como por su contenido.
Walter, trabajador del departamento fotográfico de una conocida revista, tiene una vida monótona y aburrida. Sus nuevos jefes le hacen la vida imposible, las amenazas de despido están en el aire, y todos los cambios que hay a su alrededor parecen ser a peor. La única alegría en su día a día es Cheryl (Kristen Wiig), una chica que ha comenzado recientemente a trabajar en la oficina y con la que apenas se atreve a hablar. Pero Walter cuenta con un poderoso arma para escapar de ese mundo y darle a la realidad la forma que a él le gustaría: su imaginación.
Todos nos hemos quedado ensimismados alguna vez pensando "qué pasaría si.." o "y si ahora,,,". Soñar despiertos, dejar volar la imaginación. Yo me siento fuertemente identificado con Walter, y creo que todos en mayor o menor medida se sentirían ligados a él tras ver la película. Trabajos que no nos gustan, gente a la que preferiríamos no tener que aguantar, y sueños, muchos sueños por cumplir... todos tenemos algo de Walter Mitty.
La película nos muestra como el personaje de Ben Stiller da un paso más, como toma las riendas de su vida y se adentra en un maravilloso viaje (pasando por preciosos lugares como Groenlandia o Islandia, y conociendo increíbles personajes como el interpretado por Sean Penn) que cambia su mundo por completo.
Un viaje muy bien escrito y narrado, que se hace ameno, divertido, lleno de peligros y aventuras, con unas ensoñaciones que son visualmente maravillosas, y momentos únicos, como la interpretación de la canción de David Bowie "Space Oddity" por Kristen Wiig.
Y es que la música que forma parte de la película es una delicia, contando con canciones como Step Out (José Gonzalez) o Dirty Paws (Of monsters and men) que son un acompañamiento perfecto para la historia.
Una historia que ningún soñador debería perderse.
Una crítica sobradamente acertada.
ResponderEliminarMe encanta especialmente la alusión que has hecho a la magnífica banda sonora de la película. Sin duda, el buen acompañamiento de la música favorece el fortalecimiento de ciertos momentos clave sin dejarte indiferente.
Además, estoy de acuerdo con la idea que planteas sobre la "casi inevitable" identificación con el personaje de Walter. ¿Quién no se ha visto alguna vez transportado bruscamente de vuelta al mundo real tras escuchar la letanía de su propio nombre? ¿y quién no, aborreciendo los automatismos de la vida cotidiana, ha intentado escapar, quedando embelesado por mágicas ensoñaciones y aventuras? Pero eso no es todo.
Como bien señalas, en la película, Walter da un paso más allá. No sólo imagina. Actúa. Nos muestra el complejo entramado entre imaginación (nuestros sueños y deseos más profundos) y realidad (nuestro soporte y circunstancias diarias).
Y es que, en ocasiones, olvidamos la importancia de esta conexión. Nos quedamos enzarzados en pedazos de fantasías que nos hacen sentir bien, nos hacen sentir seguros, pero que, al mismo tiempo, nos alejan de lo que verdaderamente importa. De los momentos cotidianos, ensalzados por el tan conocido "Carpe Diem".
Y es que a veces, nos olvidamos de esos momentos. Olvidamos que podemos actuar, que somos los protagonistas de nuestra propia historia. Nos olvidamos de VIVIR.